viernes, 27 de noviembre de 2009

Para Acompañar el Montaje de la Exposición, el Gran Acuario y los Muppets


Kuroshio Sea - 2nd largest aquarium tank in the world - (song is Please don't go by Barcelona) from Jon Rawlinson on Vimeo.




Cuatro relajantes y divertidos videos para terminar la semana. El de Kuroshio Sea, lo vimos en el excelente blog Drawing Dreams. El de los Muppets homenajeando a Queen, fue enviado por nuestra amiga Paola. Los otros dos, bueno, simplemente nos recuerdan viejas épocas que continúan en plena forma. Mientras armamos y terminamos de ajustar la exposición de la cátedra que tenemos hoy, anticipamos el fin de semana con una alegría. No todo es arquitectura, ni siquiera en arq+his.

martes, 24 de noviembre de 2009

Puerto Madero, Buenos Aires: Entre el Río y la Ciudad


A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:
La juzgo tan eterna como el agua y como el aire.
Jorge Luis Borges, Fundación mítica de Buenos Aires, 1929
”El desarrollo de Puerto Madero de la última década del siglo XX ejecutado por una entidad público-privada a raíz de la liberalización de la economía ha logrado la recuperación de sectores que se hallaban en desuso y la construcción de una nueva área en la ciudad siguiendo el Plan Maestro de 1991. El plan incluía la revalorización de edificios históricos como las bodegas, la construcción de un sector similar al del otro lado de los diques y también un área con altos edificios de viviendas y grandes espacios verdes diseñados como parques urbanos.
Se ha incorporado un paisaje nuevo con identidad urbana característica que es una importante fuente de trabajo, introdujo de grandes capitales y altas tecnologías en el área. Uno de los principales objetivos de este proyecto urbano es ser una de las caras visibles de la ciudad y un sector turístico representativo entendiendo que el “proyecto urbano se fue restringiendo así a una suma de intervenciones emblemáticas del marketing urbano en tanto el espacio público se transformó en vidriera urbana de ciudades donde el mercado seleccionaba las localizaciones privilegiadas y abandonaba a su suerte las áreas postergadas, sumidas de allí en más en la degradación y la marginalidad” (Novick, 2004).
A pesar de la incorporación de grandes áreas parquizadas, el avance de los edificios sobre los espacios naturales ha destruido algunas de las cualidades del ambiente. La escala y la altura de los altos edificios de viviendas que continúan construyéndose provocan áreas con intensas corrientes de aires, sombras profundas, contaminación ambiental y no hacen más que acentuar una nueva barrera entre la ciudad y el Río. El momento actual de políticas neoliberales a ultranza es “también una era dominada por la industria, en la que el derecho a hacer un dólar a cualquier costo es pocas veces desafiado”2 (Carson, 1962: 13). Si bien estos edificios de mayor altura ya estaban incorporados al Plan Maestro original, ¿cuál es la ciudad que queremos construir, aquella en la que el costo por m2 es inaccesible para la mayoría de sus habitante? Este plan no tuvo en cuenta la incorporación de sectores de viviendas de escasos recursos tan necesarias en la ciudad. Como dice Novick, el “proyecto urbano, operando sobre fragmentos de ciudad mediante complejas operatorias público-privadas se proponía substituir el plan tradicional, priorizando las actuaciones sobre el espacio público y desplazando de la agenda los programas habitacionales.” (Novick, 2004)
Por otro lado, la ciudad es un artefacto cultural, material y político y es necesario explicitar soluciones en función de la recuperación y preservación ambiental para una mejor vida del hombre. Ya en el siglo XIX, conjeturando las destrucciones del medioambiente, Marsh se preguntaba “hasta qué punto el hombre puede modificar permanentemente y mejorar las condiciones físicas de la superficie terrestre y clima en que su bienestar material depende; de que manera puede compensar, arrestar, o retrasar el deterioro que muchos de sus procesos industriales y agrícolas tienden a producir, y en qué medida puede restaurar la fertilidad y salubridad de los suelos que sus locuras o de sus crímenes han hecho estéril o pestilente”3 (Marsh, 1864: 28).
Más allá de este proyecto de gran especulación financiera, se halla la Reserva Ecológica que le ha otorgado a la ciudad un valor inigualable con sus enormes áreas verdes, con el desarrollo de la flora y fauna autóctonas de la región, como paseo agreste y representativo del medio natural preexistente muy próximo al centro de la ciudad.
El paisaje se incorpora como elemento a la ciudad aportándole un patrimonio natural innegable y sumamente necesario ante su continuo crecimiento. Un lugar donde el hombre puede estar en armonía y equilibrio con la naturaleza, de carácter público y de ingreso gratuito. Un lugar accesible a todos. Es por ello que todas intervenciones que se realicen allí deben estar destinadas a reforzar las características propias de los ecosistemas instalados: las lagunas pampeanas y sus pastizales.

2 Traducción propia. El texto original dice: “It is also an era dominated by industry, in which the right to make a dollar at whatever cost is seldom challenged.”
3 Traducción propia. El texto original dice: “how far man can man permanently modify and ameliorate those physical conditions of terrestrial surface and compensate, arrest, or retard the deterioration which many of his agricultural and industrial processes tend to produce; and how far can he restore fertility and salubrity to soils which his follies or his crimes have made barren or pestilential.”

Entre el Río y la ciudad: La Reserva Ecológica (Extracto)
arq. Mariana I. Fiorito . Santiago de Chile, Julio 2009

- Marsh, George Perkins. Man and Nature; or, Physical Geography as Modified by Human Action. Seattle: University of Washington Press, 2003 [1864].
- Carson, Rachel. Silent Spring. Boston, Houghton Mifflin Company, 1962.
- Novick, Alicia. “Espacios y proyectos: oposiciones, hegemonías e interrogantes”. Portal Vitruvius. Arquitextos [en línea]. Noviembre, 2004, no. 054. [fecha de consulta: 3 de Julio 2009]

jueves, 19 de noviembre de 2009

Ciudad Abierta de Ritoque. Un Laboratorio Existencial y Simbólico





"Cambiar de Vida y no Cambiar la Vida"
La Poesía dice, la Arquitectura hace. Una Ciudad que no es Ciudad. No hay ideas tipológicas, no hay referencias ni imágenes del pasado clásico o tradicional, no hay planos ni alegorías maquinistas. No hay épicas ni grandes retóricas. No hay calles, no hay lotes. Pero se percibe un inigualable aire de modernidad.
Conjunto al Norte de Viña del Mar y Valparaíso, de 270 ha aproximadamente. Liderados por Alberto Cruz Covarrubias y Godofredo Iommi, arquitectos, escultores, poetas y pintores trabajan junto con la Escuela de Arquitectura de Valparaíso y con la pura idea de que vida, estudio y trabajo se fusionen en una sola cosa. Los talleres son una experiencia práctica y las ideas se deben ajustar a sus tiempos y a su economía. la Cooperativa Amereida puede ofrecernos hoy, con casi 4 décadas de vida, uno de los espacios y no espacios más originales de toda América. Presentada esta semana en los cursos de la Maestría de Historia de la FADU por el arq. Jorge Ramos, de quien ofrecemos algunas de las ideas vertidas en la clase, aprovechamos el entusiasmo para que cada uno pueda comenzar, a su manera, a dar un agradable y original paseo
.
Las fotografías fueron tomadas de FLICKr y en el nombre del archivo figuran sus respectivos autores. Editado por el arq. Martín Lisnovsky. Mas información en http://www.ead.pucv.cl/amereida/ciudad-abierta/

martes, 17 de noviembre de 2009

México y el Derecho a la Vivienda. Ciudad y Derecho: Link y Extracto


..."El tema del refugio y la vivienda ha sido una de las primeras ocupaciones del hombre y el arquitecto. Ya desde Vitruvio se percibe la intención de explicar la evolución arquitectónica a partir de la habitación, considerándola antecedente a los templos y de la gran mayoría de las edificaciones simbólicas. Durante el Renacimiento, las villas palatinas son ejemplo de que la búsqueda del supremo valor arquitectónico, la venustas o belleza, encontraba su más significativo recipiente justamente en la habitación.
El valor utilitario y social de la vivienda fue sin duda consignado en el pensamiento occidental con mayor claridad partir de las reflexiones socialistas de Hannes Meyer a mediados del siglo pasado. En efecto, para el segundo director de la Escuela Bauhaus, la arquitectura debía apartarse de la búsqueda única de la belleza y el refinamiento para dar paso a valores distintos, incidentes en la composición y la estabilidad social.
La primacía de la fórmula eficiencia por economía que guió su pensamiento y acción se relacionó necesariamente con el tema habitacional, al considerar como imprescindible para la seguridad del Estado alemán la dotación al pueblo de un satisfactor básico e ineludible: la vivienda. Se pretendía continuar la idea de la familia como célula de una sociedad igualitaria, en la que la recepción de satisfactores era, además, motor de la economía y base del trabajo. Así, la vivienda se consideró más que un satisfactor, un producto industrial que daba respuesta a un reclamo justo de la sociedad.
En un concepto moderno Le Corbusier calificó a la vivienda como una
máquina para vivir. Tal referencia, duramente criticada en su época y aclarada por su autor en el texto Mensaje a los estudiantes de Arquitectura1 en relación al sentido de su perfecto funcionamiento y no respecto de la deshumanización o mecanización de la producción habitacional, parece haber trascendido al tiempo y ser referente permanente para contrastar las políticas habitacionales públicas de la mayoría de los países occidentales, o al menos algunos latinoamericanos, que se afanan por reducir superficies habitables en el afán de conservar el índice de las ganancias comerciales, siempre hospedados en el argumento de brindar vivienda asequible a las mayorías pobres.
Nada más alejado a esa realidad guiaba a aquella célebre frase. Era intención del autor que la juventud conociera que, desde su concepción personal, debía ser la vivienda el centro de toda preocupación arquitectónica, ya que es posible considerarla, respecto de la ciudad, como la célula es a un tejido humano. En abono a ello, se reafirmaba tal posición a través de la Carta de Atenas, documento en el que participó en la proclamación de reglas para humanizar el arte de edificar y el urbanismo.
Para Le Corbusier, la arquitectura consistía en el arte de construir mediante la técnica y la conciencia y consideraba a la vivienda como el elemento primado en el orden social y urbano. Exaltó ante la juventud el carácter privado, íntimo y personal de la vivienda enfatizando el cobijo y la paz que ella representa para su usuario, contraponiendo esta visión a la de quienes consideraban a la misma como a una mercancía sujeta a las fuerzas del libre mercado.
Estas ideas, al parecer distantes a nuestra realidad nacional, y surgidas en Europa por motivo de las debacles originadas por las guerras mundiales, son mucho más cercanas de lo que parecen. No debe olvidarse el contacto de Mario Pani y Teodoro González de León con el Movimiento Moderno y con Le Corbusier, pero sobre todo, la presencia de Hannes Meyer en México, simpatizante de la vertiente social de nuestra forma de organización constitucional y el respeto y privilegio concedido a la propiedad mixta, privada y comunal.
Hannes Meyer llegó a México en 1938 a solicitud del Presidente Lázaro Cárdenas. Un año después, se instala a radicar en nuestro país dedicándose tanto a la vida docente como a la actividad pública gubernamental. Desde ambas trincheras logró que sus ideas en algo permearan en la conciencia nacional en lo concerniente a la vivienda y a su papel fundamental en la integración de una sociedad armónica, en la que la riqueza pública habría de tender a ser equitativamente distribuida.
A pesar de su gran prestigio académico, Meyer fue casi excluido de la escena nacional arquitectónica por sus inquebrantables ideas izquierdistas de inspiración rusa. Permaneció en México hasta 1952 y entre sus proyectos habitacionales destaca el de la Colonia Obrera Lomas de Becerra, en el Distrito Federal, para 2 mil familias de trabajadores de 1941. En su texto El arquitecto y la lucha de clases, Meyer expresa con claridad sus ideas refutando un esteticismo anacrónico y una necesaria búsqueda tecnológica que colocara a la arquitectura y sobre todo a la vivienda, al nivel de un satisfactor social.
Para Meyer:
La nueva casa es una unidad prefabricada que debe montarse sobre el lugar y, como tal, es un producto industrial, y, por lo tanto, obra de especialistas… La nueva vivienda es una obra social. Elimina el desempleo parcial en la industria de la construcción durante las temporadas de poco trabajo y el odio hacia los proyectos de emergencia para aliviar el desempleo… La nueva vivienda es prevalentemente una obra social porque es el producto industrial estandarizado de un grupo anónimo de inventores.”
Dicha posición, criticada como la de Le Corbusier, perseguía economizar mediante mecanismos de estandarización de la producción. La idea de industrialización llevaba la intención de generación de trabajo y riqueza. La sustitución del proyectista por un equipo de trabajo y el anonimato del usuario se justificaban por la función social a cumplir por una habitación, en la que el estado, como oferente, habría de buscar la satisfacción de una necesidad básica de cobijo y no el deseo estético o comercial.
Sin embargo, igual que con Le Corbusier, las propuestas hechas por Lázaro Cárdenas a través de Meyer en otro tiempo para saldar una deuda social derivada de la Revolución Mexicana, significaron a la larga un discurso para avalar una política pública habitacional en la que la vivienda se constituyó en un objeto de mercado barato y de mala solución espacial, justificado siempre en la necesidad del pueblo por disponer una habitación propia.
Aunque en la segunda mitad del siglo XX se llevaron a cabo en México grandes proyectos habitacionales de alta calidad, implicando notables avances arquitectónicos y urbanísticos de firma netamente nacional, sobre todo en agrupaciones de vivienda en bloque y en altura, también es cierto que hacia la década de los años 1970 el fenómeno migratorio campo ciudad generó en la mayoría de las urbes, enormes cinturones de miseria, espacios depauperados en los que la acción gubernamental no hizo presencia.
El reconocimiento del problema habitacional nacional hizo variar la política pública. Se instrumentaron manuales de autoconstrucción, se ensayaron tecnologías alternativas con expectativas de mano de obra popular, se impulsaron los programas de mejoramiento de vivienda existente y de arrendamiento. Pero fue hasta la década de los años 1980 cuando en el campo de lo jurídico se consagró el derecho a la vivienda como garantía constitucional.
Con el reconocimiento de tal prerrogativa se abrió una nueva época, en la que es parte de las obligaciones del Estado Méxicano velar para que toda familia disponga de una vivienda digna. El concepto de dignidad de la habitación ha sido largamente discutido y aunque existen diversas opiniones, se dice que refiere a la propiedad del inmueble, la disponibilidad de servicios básicos de infraestructura y a la buena calidad de sus materiales. Las referencias a calidad del proyecto o la métrica espacial son asuntos incómodos en referencia a la dignidad..."
México y el Derecho a la Vivienda (Extracto)
Daniel R. Martí Capitanachi.
Arquitecto y Abogado por la Universidad Veracruzana. Doctor en Arquitectura y Urbanismo por la Universidad Politécnica de Madrid. Docente Académico Tiempo Completo Titular C en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana en Xalapa

La lectura completa completa del excelente artículo pueden leerla en
http://ciudadyderecho.blogspot.com
Recomendamos especialmente la visita al blog, conformado por el esfuerzo de varios docentes de Xalapa, México y complementa el trabajo en las cátedras de urbanismo y teoría de la arquitectura de la Universidad Veracruzana. Imperdible y sumamente útil e interesante.
Editado por el arq. Martín Lisnovsky

domingo, 15 de noviembre de 2009

SC 112: Grecia, Los Angeles y la Expresión Espacial de cada Epoca


Varias veces repetimos en estos dos años y medio la frase que no falta en ningún libro de arquitectura contemporánea: "la arquitectura es la expresión espacial de la voluntad de una época". El Sin Comentarios de hoy refuerza la idea, ya que una imagen (o dos, o un contrapunto de imágenes) valen más que esas doce palabras.
Editado por el arq. Martín Lisnovsky

sábado, 14 de noviembre de 2009

Vencemos nuestros Prejuicios: Aplaudimos a TOMMY, basada en el Disco de los WHO



Luego de 20 años de despotricar, ironizar, recomendar, criticar y discutir sobre la película basada en el disco TOMMY, la ópera rock de los WHO, me pareció apropiado que ya era hora de verla. Y así lo hice.
La historia de un pequeño que presencia el asesinato de su padre la noche que vuelve “resucitado” de la guerra. Allí, su angustiosa madre y su amante lo obligan a quedar ciego, sordo y mudo -cosa que respeta a rajatabla-, lo cual indica el buen nivel de educación adquirido por el menor y un mejor clima familiar.

Si Denzel Washington y Nicholas Cage ganaron un Oscar a pesar de no modificar la expresión de sus respectivos rostros en las 53 películas de cada uno, y si Bardem triunfó casi exclusivamente gracias a su peinado en “No Country for Old Men”, a Roger Daltrey (el amoroso Tommy) no solamente le tendrían que dar cinco Oscar Honorario sino que directamente deberían tallarle esa cara a la inexpresiva estatuilla. Solo por ver los primeros planos de “esa expresión” ya pagaron el precio del DVD, la bolsa de pochoclos, los puchos y las 4 cervezas que los están acompañando. ¿No les alcanza? entonces está el magistral Oliver Reed y su gracia chachachaesca quien demuestra un excelente olfato para los negocios mucho antes de sumergirse en el rubro de los gladiadores comprando por monedas a Russell Crowe.

Una justa mezcla entre La Naranja Mecánica de Stanley Kubrik (1971, anterior), The Wall (Alan Parker, 1982) y Forrrest Gump (Robert Zemeckis, 1994). Casi diríamos un 32% de cada una, el 4% restante lo pueden sacar de alguna biblia a mano.

En el camino para recuperar la salud de nuestro héroe, nos encontraremos con (imaginen la siguiente lista con 35 años menos): el predicador de la Iglesia de Marilyn Monroe: Eric Clapton, la prostituta devenida en la Reina del Acido: Tina Turner, el campeón destronado de Pinball Analógico: Elton John y el doctor especialista que atiende (a Tommy y a su madre): Jack Nicholson…y gran elenco. Están obviamente los Who, como corresponde y el genial Keith Moon, salvaje como siempre, consigue un papel a su medida. Chicos, esas cosas no se hacen en las casas.

Rápidamente, para terminar, imaginen que hay violencia Punk, gráfica Psicodelica, aires Hippies, coreografías musicales, mucho humor, un divertido merchandising y la soberbia e innovadora música que no alcanza a lucir mejor que en el disco original (The Who, Towwy, 1969). Una película de Culto, no se la pierdan, mucho menos si van a querer participar de un acharla entre amigos sobre el tema. No es bueno ser prejuicioso.
Finalmente respondemos una de las preguntas que se hacen en la película, esperando no adelantarles nada más de la trama.

La película -“¿Crees que está bien dejar al niño al cuidado de su Tío Ernie?”

Nosotros- “Evidentemente, no”

Tommy, 1975, dirigida por Ken Russell. Basada en una historia de Pete Townshend

Editado por Martín Lisnovsky


viernes, 13 de noviembre de 2009

William Morris y el Espíritu de la Arquitectura Gótica


"The full measure of this freedom Gothic Architecture did not gain until it was in the hands of the workmen of Europe, the gildsmen of the Free Cities, who on many a bloody field proved how dearly they valued their corporate life by the generous valour with which they risked their individual lives in its defence. But from the first, the tendency was towards this freedom of hand and mind subordinated to the co-operative harmony which made the freedom possible. That is the spirit of Gothic Architecture...."
William Morris, November 1889
Delivered at a meeting sponsored by the Arts and Crafts Society, New Gallery, Regent St, London
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky

martes, 10 de noviembre de 2009

Ahora sí, Estamos Todos: The Berg, Una Montaña para el Centro de Berlín


"Mientras que grandes y ricas urbes de todo el mundo sondean los límites de la arquitectura edificando gigantescos hoteles con formas fantásticas, erigiendo altísimos rascacielos para oficinas y construyendo templos filarmónicos que parecen flotar sobre el agua, Berlín quiere tener una montaña..." (del manifiesto)
¿Cómo no se nos ocurrió antes? ¿Para qué estar buscando un ícono urbano forzado para Madrid, San Pablo o México?
En la delgada línea entre la vergüenza ajena y la caricatura, la propuesta de "construir" una Montaña en el centro de Berlín parece una consecuencia lógica de las ansiedades comerciales del turismo, los políticos y los arquitectos desconocidos. Si las imágenes de una vida en las alturas es parte de la identidad del pueblo alemán, debería ser una consecuencia posmoderna reproducir esas escenografías en solares desocupados.
¿Para qué disponer de bellezas naturales en diferentes regiones del país si se pueden ubicar en el centro de la principal urbe? En Buenos Aires podríamos construir unas cataratas similares a las del Iguazu en plenas Barrancas de Belgrano y enmarcando la avenida 9 de Julio dos bordes de Glaciares como el Perito Moreno. Así, mientras esperamos en un semáforo, podríamos vislumbrar el espectáculo del deshielo con el obelisco de fondo. O copiar la Montaña de 7 colores de Purmamarca en los bosques de Palermo, donde en vez lugar de dar 4 vueltas al lago tendríamos diversos circuitos para escalar mientras los patos son reemplazados por algún Cóndor. El problema es si se llena de favelas...Un Cambalache de imágenes y deseos, mas propios de la vida sobre el monitor que en la misma realidad. ¿Será una realidad?
Mayor información en: www.the-berg.de
Editado por el arq. Martín Lisnovsky

domingo, 8 de noviembre de 2009

Alvin Toffler: La Tercera Ola y La Revolución de la Riqueza


LA ARQUITECTURA DE LA CIVILIZACIÓN
"Hace trescientos años —medio siglo arriba o abajo— se oyó una explosión cuya onda expansiva recorrió la Tierra, demoliendo antiguas sociedades y creando una sociedad totalmente nueva. Esta explosión fue, naturalmente, la revolución industrial. Y la gigantesca fuerza de impetuosa marea que desató sobre el mundo —la segunda ola— chocó con todas las instituciones del pasado y cambió la forma de vida de millones de personas.
Durante los largos milenios en que la civilización de la primera ola ejerció su absoluta soberanía, la población del Planeta podría haberse dividido en dos categorías, los “primitivos” y los “civilizados”.
Las llamadas sociedades primitivas, que vivían en pequeñas bandas y tribus y subsistían mediante la caza o la pesca, eran las que habían sido dejadas de lado por la revolución agrícola.
Por el contrario, el mundo “civilizado” estaba constituido por aquella parte del Planeta en que la mayoría de la gente cultivaba el suelo. Pues dondequiera que surgió la agricultura, echó raíces la civilización. Desde China y la India hasta Benin y México, en Grecia y en Roma, las civilizaciones nacieron y murieron, lucharon y se fundieron en interminable y policroma mezcla.
Pero por debajo de sus diferencias existían similitudes fundamentales. En todas ellas, la tierra era la base de la economía, la vida, la cultura, la estructura familiar y la política. En todas ellas prevaleció una sencilla división del trabajo y surgieron unas cuantas clases y castas perfectamente definidas: una nobleza, un sacerdocio, guerreros, ilotas, esclavos o siervos. En todas ellas el poder era rígidamente autoritario. En todas ellas, el nacimiento determinaba la posición de cada persona en la vida. Y en todas ellas la economía estaba descentralizada, de tal modo que cada comunidad producía casi todo cuanto necesitaba.
Hubo excepciones... nada es simple en la Historia. Había culturas comerciales cuyos marineros cruzaban los mares, y reinos altamente centralizados, organizados en torno a gigantescos sistemas de riego. Pero, pese a tales diferencias, estamos justificados para considerar todas estas civilizaciones aparentemente distintas como casos especiales de un fenómeno único: la civilización agrícola, la civilización extendida por la primera ola.
Durante su dominación se dieron ocasionales indicios de cosas futuras. En las antiguas Grecia y Roma existieron embrionarias factorías de producción en masa. Se extrajo petróleo en una de las islas griegas en el año 400 a. de J.C., y en Birmania, en el 100 de nuestra Era. Florecieron grandes burocracias en Babilonia y en Egipto. Surgieron extensas metrópolis urbanas en Asia y América del Sur. Había dinero e intercambios comerciales. Rutas comerciales surcaban los desiertos, los océanos y las montañas, desde Catay hasta Calais. Existían corporaciones y naciones incipientes. Existió incluso, en la antigua Alejandría, un sorprendente precursor de la máquina de vapor.
Sin embargo, no hubo en ninguna parte nada que ni remotamente hubiera podido denominarse una civilización industrial. Estos atisbos del futuro, por así decirlo, fueron meras singularidades producidas aisladamente en la Historia, dispersas a lo largo de lugares y períodos distintos. Nunca se combinaron, ni hubieran podido combinarse, en un sistema coherente. Por tanto, hasta 1650-1750, podemos hablar de un mundo de la primera ola. Pese a los parches de primitivismo y a los indicios del futuro industrial, la civilización agrícola dominaba el Planeta y parecía destinada a dominarlo siempre.
Este era el mundo en que estalló la revolución industrial, desencadenando la segunda ola y creando una extraña, poderosa y febrilmente enérgica contracivilización. El industrialismo era algo más que 18 chimeneas y cadenas de producción. Era un sistema social rico y multilateral que afectaba a todos los aspectos de la vida humana y combatía todas las características del pasado de la primera ola. Produjo la gran factoría Willow Run en las afueras de Detroit, pero puso también el tractor en la granja, la máquina de escribir en la oficina y el frigorífico en la cocina. Creó el periódico diario y el cine, el “Metro” y el “DC-3”. Nos dio el cubismo y la música dodecafónica. Nos dio los edificios de Bauhaus y las sillas de Barcelona, huelgas de brazos caídos, píldoras vitamínicas y una vida más larga.
Universalizó el reloj de pulsera y la urna electoral. Más importante, unió todas estas cosas —las ensambló como una máquina— para formar el sistema social más poderoso, cohesivo y expansivo que el mundo había conocido jamás: la civilización de la segunda ola."
Extracto de: Toffler, Alvin. La Tercera Ola. 1980
También recomendamos: Toffler, Alvin y Heidi. La Revolución de la Riqueza. 2006

Casi 30 años de uno de los libros indispensables para comprender la cultura en la cual vivimos. Casi 3 del libro que nos hizo tomar conciencia del potencial de nuestro tiempo. No hablan específicamente de Arquitectura, pero nos abren el abanico de interpretación de lo que culturalmente los arquitectos intentan diariamente. Sumamente Indispensables.
Recomendados por el arq. Martín Lisnovsky

sábado, 7 de noviembre de 2009

Links: El Fenómeno ArchDaily. Un Lugar de Encuentro en la Web






Páginas como Archdaily es lo que todos esperábamos cuando comprendimos que era la Red. Un lugar donde encontrarnos, desde nuestro alumno dando sus primeros pasos hasta los maestros que le intentábamos llevar de referencia. Desde cualquier lugar del planeta, a través de infinidades de caminos de diseños, gestos utópicos y soluciones concretas al presente. Todos son libres de criticar y de ingresar en una discusión sobre el tema planteado.
Quizás falta una crítica mas completa, pero no está mal que por ahora ese trabajo más formal, como las investigaciones, estén reservadas a las revistas que pelean por reencontrar su lugar.
Todos muestran su trabajo y con la más alta calidad gráfica. Un sueño para los que transcurrieron en la facultad antes de la explosión de la web.
De tantas páginas que recorremos habitualmente, esta es una de nuestras preferidas. Hemos tomado mucha documentación de ella. Con este artículo intentamos felicitar a sus autores y desearle un mejor porvenir.
Link: www.archdaily.com

Editado por el arq. Martín Lisnovsky

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin