“…Cuando tenía veintiún años, fui un día a comer a casa de mi amigo Roussy de Sales en compañía del arquitecto masoquista y protestante Le Corbusier, que, como todo el mundo sabe, es el inventor de la arquitectura de autopunición. Le Corbusier me preguntó si tenía ideas sobre el futuro de su arte. Y sí, las tenía. Por otra parte yo tengo ideas para todo. Le contesté que la arquitectura sería “blanda y peluda” y afirmé categóricamente que el último gran genio de la arquitectura se llamaba Gaudí, cuyo nombre, en catalán, significa “gozar”, así como Dalí quiere decir “deseo”. Le expliqué que el goce y el deseo son propios del catolicismo y del gótico mediterráneo, reinventados y llevados al paroxismo por Gaudí. Mientras me escuchaba, Le Corbusier parecía tragar sapos y culebras...”
Salvador Dalí
Los Cornudos del Viejo Arte Moderno, Salvador Dalí, 1956. TUSQUETS Editores 1990
Editado por arq. Martín Lisnovsky
No cabe duda que Dalí saco por delante la casta tradicionalista, la belleza de la arquitectura no radica en una serie de arquetipos o estilos que se pudieran creer universales, sino en la representación de una sociedad a partir de nuevos elementos y procesos arquitectónicos. Le Corbusier fue un genio de la arquitectura como lo fue Gaudí, ¿por qué? simplemente por que los dos supieron satisfacer las necesidades funcionales y estéticas que la sociedad demandaba
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