1- Hans Scharoun. Vivienda en la Weisenhofsiedlung, Sttutgart 1926-1927
2- Frank Gehry. Vitra Design Museum, Weil am Rhein, 1987-1989
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
domingo, 14 de abril de 2013
jueves, 11 de abril de 2013
Clorindo Testa Inmortal. Nuestro Pequeño Adiós
Quizás la manera más justa de recordarlo es intentar descifrar el espacio que separaba el planteo de Agostini del proyecto construido en el Banco de Londres (1960-1966). Dentro de ese tiempo y espacio, un ejemplo único de inteligencia colectiva aplicada a partir de un oportuno universo de profesionales reunidos (arquitectos, ingenieros, ejecutivos…) hubo una mano capaz de otorgarle algo más, un carácter distintivo.
A veces tengo la sensación que las palabras épicas (genio, ídolo, maestro) no le hacen justicia a toda la dimensión de la obra de un ser humano. Que el esfuerzo y el fruto del trabajo particular, sumadas a la vocación de autor que tienen algunas obras, sólo hallan su justa valoración en el análisis meticuloso y la crítica no-operativa. No es este el momento ni de unas ni de otras.
Clorindo logró algo más. En la complejidad múltiple de nuestra profesión, Clorindo supo imprimir en su arquitectura algo más, algo que caracterizaba el espacio urbano otorgándole una identidad única, tan cerca de su mano creativa como de la contemporaneidad porteña que de a poco nos ayudó a conformar. Arquitectura, Arte, Artesanía, Escultura. En diversas alquimias y con una habilidad extraordinaria, sus edificios tienen ese algo más que bien podría llamarse Magia; y una magia como muy pocas veces la ciudad de Buenos Aires ha tenido la suerte de albergar.
Gracias por tu magia, Clorindo.
Nota: la fotografía pertenece a la maqueta de la propuesta inicial del Banco de Londres y América del Sur, proyecto de SEPRA junto a Clorindo Testa(1923-2013).
Editado por el arq. Martín Lisnovsky
viernes, 29 de marzo de 2013
Stan Allen. Una Arquitectura que Admite el Cambio, el Accidente y la Improvisación
“…Hablando en general, una condición de campo podría ser cualquier matriz formal o espacial capaz de unificar diversos elementos respetando al mismo tiempo la identidad de cada uno de ellos. Las configuraciones de campo son conjuntos unidos de forma flexible que se caracterizan por su porosidad y conectividad interna. La forma y extensión global son altamente fluidas y tienen menos importancia que la relación interna de las partes, que es lo que determina el comportamiento del campo. Los campos no funcionan ni mediante mallas reguladoras ni mediante relaciones convencionales de axialidad, simetría y jerarquía. Las reglas de combinación tienen menos que ver con la disposición de elementos diferenciados e identificables que con la agregación seriada de un gran número de partes relativamente pequeñas y más o menos similares. Las condiciones de campo son relacionales, no figurativas, y se basan en el intervalo y la medida. La escala importa; las condiciones de campo dependen de la repetición y requieren una cierta extensión para poder registrarse. Las condiciones de campo tienen una capacidad especial para hacer que las fuerzas abstractas sean visibles. Una lámina de limaduras de hierro registrará los patrones de un campo magnético, pero las limaduras no son el campo; simplemente son el registro gráfico de las fuerzas invisibles del propio camino: “Ni materia ni puntos materiales, sino funciones, vectores y velocidades”. Las condiciones de campo son fenómenos a los que se les ha dado la vuelta que no están definidos por esquemas geométricos excesivamente arqueados, sino mediante conexiones internas intrincadas. La forma importa, pero no tanto las formas de las cosas como las formas entre tas cosas.
Una descripción de las propiedades y potenciales de lo que yo llamo condiciones de campo no puede reclamar la producción de una teoría sistemática sobre la forma o la composición arquitectónicas. El modelo teórico que aquí se propone anticipa su propia irrelevancia cuando se enfrenta a la realidad de la práctica. Se trata de conceptos de trabajo que se derivan de la experimentación en contacto con lo real…Más que una configuración formal, la condición de campo implica una arquitectura que admite el cambio, el accidente y la improvisación; no es una arquitectura investida de permanencia, estabilidad y certeza, sino una arquitectura que deja espacio a la certidumbre de lo real.”
Stan Allen. Del Objeto al Campo. Condiciones de Campo en la Arquitectura y el Urbanismo (original de 1996, con varias correcciones publicadas hasta –por ahora- el 2008). Extraída de Iñaki Ábalos (editor). Naturaleza y Artificio. Barcelona. Gustavo Gili, 2009. Traducción de la versión revisada por el autor From object to field: Field conditions in architecture and urbanism, incluida en Stan Allen. Practice: Architecture, technique + representation (expanded second edition). New York. Routledge 2009. El texto original “From Object to Field” fue publicado en la Architectural Design 127 “Architecture After Geometry”, Mayo-Junio de 1997, con Peter Davidson y Donald Bates como editores invitados y fue incluido en el reciente compilado editado por Mario Carpo. The Digital Turn in Architecture 1992-2012. Wiley 2013. Su prolongación crítica es Stan Allen. Field Conditions Revisited, 2012, publicada en conjunto con la exposición Field Condition Maribor, desarrollada en octubre del 2010 en Nueva York. Los esquemas son de Stan Allen y fueron realizados desde 1995, acompañando la mayoría de las ediciones.
Editado y Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
Una descripción de las propiedades y potenciales de lo que yo llamo condiciones de campo no puede reclamar la producción de una teoría sistemática sobre la forma o la composición arquitectónicas. El modelo teórico que aquí se propone anticipa su propia irrelevancia cuando se enfrenta a la realidad de la práctica. Se trata de conceptos de trabajo que se derivan de la experimentación en contacto con lo real…Más que una configuración formal, la condición de campo implica una arquitectura que admite el cambio, el accidente y la improvisación; no es una arquitectura investida de permanencia, estabilidad y certeza, sino una arquitectura que deja espacio a la certidumbre de lo real.”
Stan Allen. Del Objeto al Campo. Condiciones de Campo en la Arquitectura y el Urbanismo (original de 1996, con varias correcciones publicadas hasta –por ahora- el 2008). Extraída de Iñaki Ábalos (editor). Naturaleza y Artificio. Barcelona. Gustavo Gili, 2009. Traducción de la versión revisada por el autor From object to field: Field conditions in architecture and urbanism, incluida en Stan Allen. Practice: Architecture, technique + representation (expanded second edition). New York. Routledge 2009. El texto original “From Object to Field” fue publicado en la Architectural Design 127 “Architecture After Geometry”, Mayo-Junio de 1997, con Peter Davidson y Donald Bates como editores invitados y fue incluido en el reciente compilado editado por Mario Carpo. The Digital Turn in Architecture 1992-2012. Wiley 2013. Su prolongación crítica es Stan Allen. Field Conditions Revisited, 2012, publicada en conjunto con la exposición Field Condition Maribor, desarrollada en octubre del 2010 en Nueva York. Los esquemas son de Stan Allen y fueron realizados desde 1995, acompañando la mayoría de las ediciones.
Editado y Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
domingo, 17 de marzo de 2013
Aplauso, Medalla y Beso: Premio Pritzker 2013 para el gran Toyo Ito
sábado, 16 de marzo de 2013
Anthony Vidler: La Invención del Movimiento Moderno Arquitectónico
“…Las primeras revisiones académicas
de la arquitectura moderna comenzaron a aparecer a finales de la década de
1920. La obra de Adolf Behne Der moderne weckbau
(1926), la de Gustav Adolf Platz Die
Baukunst der neuesten Zeit (1927), de Sigfried Giedion Bauen
in Frankreich (1928) y de Bruno Taut Modern
architecture (1929), entre otras recopilaciones, comenzaron el proceso de
reunir la evidencia y desarrollar los criterios para la "modernidad" sobre
los que se basaron las obras de Henry-Russell Hitchcock Modern architecture: Romanticism and reintegration (1929), la de
Walter Curt Behrendt Arquitectura moderna
(1937), la de Nikolaus Pevsner Pioneros
del diseño moderno (1936) y la de Sigfried Giedion Espacio, tiempo y arquitectura: origen y desarrollo de una nueva
tradición (1941), que más o menos fueron capaces de construir relatos
coherentes del origen y del desarrollo. Aunque casi todos ellos compartían una
aversión por la palabra "historia" como un enemigo de los ideales
modernos, sin embargo, como Panayotis Tournikiotis ha mostrado, estos relatos
compartían una idea común de historia como una fuerza determinante capaz de
articular cuestiones del pasado, del presente y del futuro de la arquitectura,
así como una creencia en alguna forma de Zeitgeist sociocultural que,
identificado correctamente, determina por igual la respectiva
"modernidad" o no modernidad de la obra. La historia podría haber
llevado a la arquitectura a la modernidad, pero una vez allí, fue abandonada, como
los "estilos" vilipendiados por Le Corbusier en Hacia una arquitectura.
También se trataba de relatos
extremadamente parciales que desarrollaban sus genealogías a partir de momentos
del pasado considerados como puntos de partida para poder justificar las
prácticas contemporáneas específicas que ellos apoyaban o admiraban. Así, en Modern architecture: Romanticism and
reintegration Henry-Russell Hitchcock buscaba las raíces de su querida
"nueva tradición" a finales del siglo XVIII y se sentía tan molesto como
entusiasmado con la obra de los "nuevos pioneros", a quienes
consideraba que, simultáneamente, iban más allá de y perturbaban el
racionalismo de Frank Lloyd Wright, Otto Wagner, Peter Behrens y Auguste
Perret.
En Pioneros del diseño moderno Pevsner se centraba en las relaciones
entre Gran Bretaña y Alemania, por considerar que los orígenes del
funcionalismo racional de Walter Gropius se encontraban en el movimiento arts
and crafts, a la vez que ignoraba convenientemente la aportación francesa,
mientras que Giedion sólo mencionó una vez a Mies van der Rohe en su Espacio, tiempo y arquitectura,
prefiriendo en lugar de ello saltar desde el movimiento barroco a aquel
condensado en las villas de Le Corbusier
de la década de 1920.
Sin embargo, sean cuales fueren sus
particularidades, estas obras pioneras lograron aquello que más temían los
propios arquitectos modernos: la historización del movimiento moderno. Así,
hacia 1940 la arquitectura moderna había sido asimilada completamente en el
canon de historia del arte y se le había otorgado un lugar en la historia de
los "estilos". Si en su momento Le Corbusier había declarado el fin
de "los estilos" y Mies van der Rohe había rechazado la historia del
arte académica en favor del Baukunst [el
arte de construir], ahora Hitchcock reescribía toda la historia de los estilos arquitectónicos
para definir lo que él llamó un "estilo internacional que tomaba como
modelo la propagación del gótico en el siglo XII", Pevsner trazaba una
línea temporal alrededor de algo identificable llamado "movimiento moderno"
y Giedion articulaba las relaciones y los desarrollos históricos que vinculaban
una visión moderna con los estilos pasados.
Si se consideraba que la arquitectura
moderna comenzaba con el barroco el clasicismo, el neoclasicismo, el
eclecticismo decimonónico o el reviva;
arts and crafts, las compuertas estaban ahora abiertas para una
gran cantidad de relatos que competían, una variedad de movimientos modernos
con bases históricas y varias versiones de una posible "unidad" de
estilo que caracterizaba lo "moderno". Es más, tal ampliación de
referencias y raíces históricas significó que la historia de la arquitectura
moderna dependía tanto de los historiadores de otras épocas como de sus propios
especialistas: a medida que se definía la modernidad, se aislaban sus
precedentes; y viceversa, se permitía que los historiadores del renacimiento,
del barroco, al igual que aquellos de los períodos manierista y neoclásico,
recientemente definidos, hicieran referencia a las tendencias contemporáneas,
cuando no a describir sus propios "estilos" como una respuesta
consciente o inconsciente ante las tendencias contemporáneas.
Lo que unía todos estos ensayos
históricos de modernidad con el resto de obra histórica en arquitecturaera su
base común en un método que había aparecido hacia finales del Siglo XIX, un
método que no confiaba tanto en la identificación de motivos
"estilísticos" como en la comparación de formas -masas, volúmenes y
superficies- en abstracto. Comenzando con la interpretación formal del
ornamento de Alois Riegl y su historia conceptual de la visión espacial,
siguiendo con el análisis psicológico de la forma de Heinrich Wölfflin y los
estudios de los períodos renacentista y barroco y culminando con la
construcción espacial de la historia de August Schmarsow, la arquitectura de
todos los estilos era considerada como una serie de combinaciones formales y
espaciales típicas, cada una de ellas ligada a "propósitos" o "
motivaciones" específicos de una época y cada una de ellas comparable con
la siguiente en una historia natural de transformación morfológica. De la misma
manera que para historiadores del arte como Bernard Berenson y Aby Warburg la
forma de las orejas o el movimiento de los cortinajes constituían pistas, la
forma espacial lo era para los historiadores de la arquitectura.
Una historia de este tipo, que se
define a sí misma como una historia del espacio más que como una historia del
estilo, no sólo era proporcional a las propias aspiraciones del movimiento
moderno, sino que comenzó a definir un acercamiento particular a una historia
de la arquitectura a medida que desarrollaba su identidad disciplinar fuera de
la historia del arte en general..."
Extracto de:
Anthony Vidler. HISTORIAS DEL PRESENTE INMEDIATO. La Invención del Movimiento Moderno Arquitectónico. Barcelona. Gustavo Gili, 2011. (Edición Original MIT 2008)
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
La Imagen es ilustrativa y no pertenece a la edición original.
martes, 15 de enero de 2013
Alberto Pérez-Gómez, 1983. The Rational Horizon
…”The present work argues that modern architecture, and the crisis it faces, has its roots in a historical process touched off by the Galilean revolution, a process whose development is marked by two great transformations, the first of which occurred toward the end of the seventeenth century, and the second, toward the end of the eighteenth.
In the first transformation, the assumption, which had been inherited from medieval and Renaissance cosmology, that number and geometry were a scientia univeralis, the link between the human and the divine, was finally brought into question by philosophy and science. At the same time, technique and the crafts were freed from their traditional magical associations. In architecture, this laid the basis for a new approach. Architects began to consider their discipline a technical challenge , whose problems could be solved with the aid of two conceptual tools, number and geometry.
But in the eighteenth century, the transcendental dimension of human thought and action was sustained through the myth of Divine Nature. This myth lay at the root of Newtonian natural philosophy. The eighteenth century rejected as fiction the closed geometrical systems of seventeenth-century philosophers, but accepted Newton´s empirical methods as universally valid. The influence of Newton paved the way for the systematization and mathematization of knowledge, a knowledge that held that immutable, mathematical laws could be derived from the observation of natural phenomena, and that would eventually take on the form of nineteenth-century positivism. Implicit in eighteenth-century Newtonianism, though to the modern mind it may seem thoroughly empiricist, was a Platonic cosmology, usually complemented by some form of deism, in which geometry and number had transcendental value and power in and of themselves. Architectural theory absorbed the fundamental intentions of Newtonian science, and in doing so, it sidetracked earlier developments…”
Alberto Pérez-Gómez. The Rational Horizon, extracto incluído en "Architecture and the Crisis of the Modern Science". Cambridge. MIT Press 1983
Render complementario tomado de la web: MAD, propuesta para el Museo Nacional de China, 2012
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
In the first transformation, the assumption, which had been inherited from medieval and Renaissance cosmology, that number and geometry were a scientia univeralis, the link between the human and the divine, was finally brought into question by philosophy and science. At the same time, technique and the crafts were freed from their traditional magical associations. In architecture, this laid the basis for a new approach. Architects began to consider their discipline a technical challenge , whose problems could be solved with the aid of two conceptual tools, number and geometry.
But in the eighteenth century, the transcendental dimension of human thought and action was sustained through the myth of Divine Nature. This myth lay at the root of Newtonian natural philosophy. The eighteenth century rejected as fiction the closed geometrical systems of seventeenth-century philosophers, but accepted Newton´s empirical methods as universally valid. The influence of Newton paved the way for the systematization and mathematization of knowledge, a knowledge that held that immutable, mathematical laws could be derived from the observation of natural phenomena, and that would eventually take on the form of nineteenth-century positivism. Implicit in eighteenth-century Newtonianism, though to the modern mind it may seem thoroughly empiricist, was a Platonic cosmology, usually complemented by some form of deism, in which geometry and number had transcendental value and power in and of themselves. Architectural theory absorbed the fundamental intentions of Newtonian science, and in doing so, it sidetracked earlier developments…”
Alberto Pérez-Gómez. The Rational Horizon, extracto incluído en "Architecture and the Crisis of the Modern Science". Cambridge. MIT Press 1983
Render complementario tomado de la web: MAD, propuesta para el Museo Nacional de China, 2012
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
martes, 8 de enero de 2013
The Innovation Imperative. Architectures of Vitality
"We have decided to address these issues by approaching innovation through a slightly alternative emphasis: as an activity that generates vitality. This gives an experiential edge to the notion, allowing us to focus less on the 'new' or on what innovation is per se, than on what we do, how we do it, and the value it offers to our individual and collective experience (as a kind of raison d'etre). By attending to some of the tactics and strategies that can be found across a range of innovative practices, our intention is to highlight practice over product, and provoke questions about the ethical dimensions therein.
Vitality, the state of being vigorous and active, invokes notions of the seed that, with supporting humus, nutrients, sunlight and irrigation grow into a plant yielding the future seeds. Conceptual and technological inventions only become innovations when the conditions are right for lateral shifts and take-up in unanticipated contexts - windborne seeds blown to new gardens. Given the right conditions, inventions connect apparently separate ideas, materials or components and bring them into fresh concert - where they resonate with each other and things beyond themselves, forging the pathway to innovation: a vital difference to linear and predictable progression. This spread of resonances becomes a contagious 'newness' that conveys a living pulse. In these ways, vitality is always about collective or field conditions, pertaining to ecologies of material, social, economic and often imaginary interrelations (to name a few dimensions of the field) - the sustaining ingredients for innovation. Innovation in this light involves a sense of connection to a creative collective force beyond 'oneself' as creative individual. Such a vital force, evidenced in contributions across this issue, operates as the flip side to the various opposing forces of disconnection between creative individual and collective context such as depression, alienation and loneliness..."
Extracto del artículo:
The Innovation Imperative. Architectures of Vitality.
Pia Ednie-Brown, Mark Burry y Andrew Burrow
Introducción del número de la Architectural Design de Enero-Febrero del 2013: The Innovation Imperative. Architectures of Vitality
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
Fotografía del Louvre Lens tomada de la web. Autor: Jean Christophe Hecquet
Vitality, the state of being vigorous and active, invokes notions of the seed that, with supporting humus, nutrients, sunlight and irrigation grow into a plant yielding the future seeds. Conceptual and technological inventions only become innovations when the conditions are right for lateral shifts and take-up in unanticipated contexts - windborne seeds blown to new gardens. Given the right conditions, inventions connect apparently separate ideas, materials or components and bring them into fresh concert - where they resonate with each other and things beyond themselves, forging the pathway to innovation: a vital difference to linear and predictable progression. This spread of resonances becomes a contagious 'newness' that conveys a living pulse. In these ways, vitality is always about collective or field conditions, pertaining to ecologies of material, social, economic and often imaginary interrelations (to name a few dimensions of the field) - the sustaining ingredients for innovation. Innovation in this light involves a sense of connection to a creative collective force beyond 'oneself' as creative individual. Such a vital force, evidenced in contributions across this issue, operates as the flip side to the various opposing forces of disconnection between creative individual and collective context such as depression, alienation and loneliness..."
Extracto del artículo:
The Innovation Imperative. Architectures of Vitality.
Pia Ednie-Brown, Mark Burry y Andrew Burrow
Introducción del número de la Architectural Design de Enero-Febrero del 2013: The Innovation Imperative. Architectures of Vitality
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
Fotografía del Louvre Lens tomada de la web. Autor: Jean Christophe Hecquet
martes, 4 de diciembre de 2012
Dedicadas al gran Oscar Niemeyer: Brasilia en construcción, por Marcel Gautherot
Desde el número 125 de la AV española celebrando los 100 años de Niemeyer, que me resultaron particularmente sugerentes como documento y como fotografía las tomas realizadas por Marcel Gautherot durante la construcción de Brasilia. Por estos días las encontré dando vueltas por la red, y aquí están.
No podía evitar sumarlas a este espacio.
Seleccionadas de diversos sitios de la web por el arq. Martín Lisnovsky
No podía evitar sumarlas a este espacio.
Seleccionadas de diversos sitios de la web por el arq. Martín Lisnovsky
Suscribirse a:
Entradas (Atom)