“…En lo que se refiere a la utilización de las tecnologías constructivas, es interesante establecer una comparación entre la actitud corriente en países desarrollados y en el resto del mundo. Para europeos y americanos el camino hacia la alta tecnología ha sido el de una evolución sostenida, de tal modo que su adopción fue el modo lógico de responder a la propia circunstancia. A pesar de ello, su fácil disponibilidad no ha obnubilado a los arquitectos norteamericanos, quienes han seguido utilizando sus viejos métodos constructivos para sus casas, distintos según la tradición de cada región. Así, por ejemplo, han traducido sin ningún rubor el lenguaje purista del Racionalismo europeo a la liviana construcción de tablas de madera.
Los europeos, en particular los ingleses, los italianos, y algunos pueblos nórdicos, han seguido confiando al ladrillo buena parte de sus construcciones, o bien, como en las obras de Stirling de los años 60, han recuperado ciertas estructuras propias de su vieja arquitectura industrial.
Para el resto del mundo, en cambio, la alta tecnología se transformó en el símbolo del progreso y su utilización devino en signo equívoco de una modernidad aparente. Se ha comentado ya la relación de la técnica con el lugar, una relación que exige coherencia entre las condiciones del lugar y las exigencias de la implantación tecnológica.
Ahora bien, cuando el diseñador es capaz de escapar de ese canto de sirena, cuando supera el complejo de inferioridad que es una de las peores cargas del subdesarrollo, y mira hacia su propio medio, suele encontrar allí sugerencias tecnológicas que le hacen reflexionar acerca de las posibilidades de hallar caminos alternativos, más apropiados a los recursos económicos y humanos de su región. Son caminos que, adecuadamente trazados, no llevan atrás, hacia la mera recuperación de tradiciones o métodos superados por el desarrollo de comunidades, sino que por el contrario, impulsan hacia delante mediante el desarrollo fructífero de métodos y materiales. Tal es lo que revelan los trabajos de Eladio Dieste, los de Severiano Porto en Brasil, los de Edward Rojas en Chile, entre otros…”
Extracto de Marina Waisman. La Arquitectura Descentrada. Editorial Escala. Bogotá, 1995
Agradecemos especialmente a Sergio Manes por tan valioso libro.
Seleccionado y Editado por el arq. Martín Lisnovsky
Aprovechamos para solicitar muy especialmente a los propietarios de los derechos de la obra escrita de Marina Waisman para que permitan y empujen nuevas ediciones de sus libros, con el simple y sincero fin del acceso a las nuevas generaciones a tan valioso material. Es incomprensible que no estén disponibles en las librerías de las facultades de arquitectura de América Latina.
1 comentario:
Esta genial es un diseño rustico donde la madera lo deja de igual forma muy bonito
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