“…Las primeras revisiones académicas
de la arquitectura moderna comenzaron a aparecer a finales de la década de
1920. La obra de Adolf Behne Der moderne weckbau
(1926), la de Gustav Adolf Platz Die
Baukunst der neuesten Zeit (1927), de Sigfried Giedion Bauen
in Frankreich (1928) y de Bruno Taut Modern
architecture (1929), entre otras recopilaciones, comenzaron el proceso de
reunir la evidencia y desarrollar los criterios para la "modernidad" sobre
los que se basaron las obras de Henry-Russell Hitchcock Modern architecture: Romanticism and reintegration (1929), la de
Walter Curt Behrendt Arquitectura moderna
(1937), la de Nikolaus Pevsner Pioneros
del diseño moderno (1936) y la de Sigfried Giedion Espacio, tiempo y arquitectura: origen y desarrollo de una nueva
tradición (1941), que más o menos fueron capaces de construir relatos
coherentes del origen y del desarrollo. Aunque casi todos ellos compartían una
aversión por la palabra "historia" como un enemigo de los ideales
modernos, sin embargo, como Panayotis Tournikiotis ha mostrado, estos relatos
compartían una idea común de historia como una fuerza determinante capaz de
articular cuestiones del pasado, del presente y del futuro de la arquitectura,
así como una creencia en alguna forma de Zeitgeist sociocultural que,
identificado correctamente, determina por igual la respectiva
"modernidad" o no modernidad de la obra. La historia podría haber
llevado a la arquitectura a la modernidad, pero una vez allí, fue abandonada, como
los "estilos" vilipendiados por Le Corbusier en Hacia una arquitectura.
También se trataba de relatos
extremadamente parciales que desarrollaban sus genealogías a partir de momentos
del pasado considerados como puntos de partida para poder justificar las
prácticas contemporáneas específicas que ellos apoyaban o admiraban. Así, en Modern architecture: Romanticism and
reintegration Henry-Russell Hitchcock buscaba las raíces de su querida
"nueva tradición" a finales del siglo XVIII y se sentía tan molesto como
entusiasmado con la obra de los "nuevos pioneros", a quienes
consideraba que, simultáneamente, iban más allá de y perturbaban el
racionalismo de Frank Lloyd Wright, Otto Wagner, Peter Behrens y Auguste
Perret.
En Pioneros del diseño moderno Pevsner se centraba en las relaciones
entre Gran Bretaña y Alemania, por considerar que los orígenes del
funcionalismo racional de Walter Gropius se encontraban en el movimiento arts
and crafts, a la vez que ignoraba convenientemente la aportación francesa,
mientras que Giedion sólo mencionó una vez a Mies van der Rohe en su Espacio, tiempo y arquitectura,
prefiriendo en lugar de ello saltar desde el movimiento barroco a aquel
condensado en las villas de Le Corbusier
de la década de 1920.
Sin embargo, sean cuales fueren sus
particularidades, estas obras pioneras lograron aquello que más temían los
propios arquitectos modernos: la historización del movimiento moderno. Así,
hacia 1940 la arquitectura moderna había sido asimilada completamente en el
canon de historia del arte y se le había otorgado un lugar en la historia de
los "estilos". Si en su momento Le Corbusier había declarado el fin
de "los estilos" y Mies van der Rohe había rechazado la historia del
arte académica en favor del Baukunst [el
arte de construir], ahora Hitchcock reescribía toda la historia de los estilos arquitectónicos
para definir lo que él llamó un "estilo internacional que tomaba como
modelo la propagación del gótico en el siglo XII", Pevsner trazaba una
línea temporal alrededor de algo identificable llamado "movimiento moderno"
y Giedion articulaba las relaciones y los desarrollos históricos que vinculaban
una visión moderna con los estilos pasados.
Si se consideraba que la arquitectura
moderna comenzaba con el barroco el clasicismo, el neoclasicismo, el
eclecticismo decimonónico o el reviva;
arts and crafts, las compuertas estaban ahora abiertas para una
gran cantidad de relatos que competían, una variedad de movimientos modernos
con bases históricas y varias versiones de una posible "unidad" de
estilo que caracterizaba lo "moderno". Es más, tal ampliación de
referencias y raíces históricas significó que la historia de la arquitectura
moderna dependía tanto de los historiadores de otras épocas como de sus propios
especialistas: a medida que se definía la modernidad, se aislaban sus
precedentes; y viceversa, se permitía que los historiadores del renacimiento,
del barroco, al igual que aquellos de los períodos manierista y neoclásico,
recientemente definidos, hicieran referencia a las tendencias contemporáneas,
cuando no a describir sus propios "estilos" como una respuesta
consciente o inconsciente ante las tendencias contemporáneas.
Lo que unía todos estos ensayos
históricos de modernidad con el resto de obra histórica en arquitecturaera su
base común en un método que había aparecido hacia finales del Siglo XIX, un
método que no confiaba tanto en la identificación de motivos
"estilísticos" como en la comparación de formas -masas, volúmenes y
superficies- en abstracto. Comenzando con la interpretación formal del
ornamento de Alois Riegl y su historia conceptual de la visión espacial,
siguiendo con el análisis psicológico de la forma de Heinrich Wölfflin y los
estudios de los períodos renacentista y barroco y culminando con la
construcción espacial de la historia de August Schmarsow, la arquitectura de
todos los estilos era considerada como una serie de combinaciones formales y
espaciales típicas, cada una de ellas ligada a "propósitos" o "
motivaciones" específicos de una época y cada una de ellas comparable con
la siguiente en una historia natural de transformación morfológica. De la misma
manera que para historiadores del arte como Bernard Berenson y Aby Warburg la
forma de las orejas o el movimiento de los cortinajes constituían pistas, la
forma espacial lo era para los historiadores de la arquitectura.
Una historia de este tipo, que se
define a sí misma como una historia del espacio más que como una historia del
estilo, no sólo era proporcional a las propias aspiraciones del movimiento
moderno, sino que comenzó a definir un acercamiento particular a una historia
de la arquitectura a medida que desarrollaba su identidad disciplinar fuera de
la historia del arte en general..."
Extracto de:
Anthony Vidler. HISTORIAS DEL PRESENTE INMEDIATO. La Invención del Movimiento Moderno Arquitectónico. Barcelona. Gustavo Gili, 2011. (Edición Original MIT 2008)
Seleccionado por el arq. Martín Lisnovsky
La Imagen es ilustrativa y no pertenece a la edición original.
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