

Punzantes amarillos y sombríos azules acompañan libremente los trazos del lápiz en búsqueda del equilibrio de la velocidad. Formas que van y vienen para escaparse de la inocua modernidad remojada en lavandina, aquella inexpresiva solución que terminó por transformarse en su enemiga, la academia.
Expresivas y compartiendo los mismos ideales, los croquis de Hans Scharoun y de Santiago Calatrava -realizados mas de medio siglo después-, sorprenden por su similitud en trazos y gama de colores. Pero no para restar méritos, sino para recordar que aquellos sueños de la dinámica aplicada a la arquitectura ha sido uno de los triunfos más logrados del amigo español.
Editado por el arq. Martín Lisnovsky





1 comentario:
Porque Dios les da tanto talento a algunos y tan poco a nosotros!
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