miércoles, 26 de septiembre de 2007

Las precisiones de Le Corbusier en Buenos Aires, al banquillo


No importa que la cuchilla tenga poco filo. Ni siquiera que los músculos del hombro estén cansados. Con una fugaz descarga del brazo divida brutalmente el libro en dos. Levante con el alma del filoso acero una mitad y ofrézcala gentilmente al interior del cesto de basura. Esa mitad tediosa, repetitiva, repleta de frases cíclicas de LC, publicadas a esa altura varias veces, ya lejos del impacto de sus primeros paseos ante el público francés e innecesarias aún para el ‘ingenuo’ público argentino al cual estaban dirigidas. (Nota indiscreta: Si usted no leyó ningún libro de LC publicado previamente antes de 1930, comience a leer desde aquí) Para la otra mitad, escoja una buena poltrona –obvio amigo, vale la de Charlotte Perriand- y prepare un delicioso té, por las dudas que el alcohol lo invite a leer palabras no escritas. Hay una cantidad de fragmentos e ideas dispuestos a ubicarse rápidamente en los archivos tridimensionales de la historia. Imperdibles por la percepción de la época, aún cuando no hayan sobrevivido muchos años, o imperdibles por su consistencia actual. El libro se balancea entre estas dos mitades, y en su lectura nos obliga a permanecer en tensión, agazapado como un tigre esperando el momento frente a su presa.
LC dedica sus presentaciones para hablar de la renovación que la sociedad, aunque no sea conciente, pide a gritos, un ordenamiento sintético de las ideas vertidas a lo largo la década del 20. ¡Afuera el espíritu académico!, ¡en buenahora el conocimiento técnico!, conceptos sobre el mobiliario, la arquitectura y el urbanismo, observaciones y oportunidades en París y Buenos Aires.
Las referencias a la cultura argentina son abundantes -¡Ricardo Güiraldes y Don Segundo Sombra!-, pero son, en su mayoría, de estirpe marketinera. Es un vendedor gesticulando los encantos de su producción. Nuestra ciudad es
imposible, por lo tanto ideal para proyectar y construir ya mismo sus grandilocuentes frases. Encandila con dulces palabras y vende, vende, vende. Y es justo decir, se encuentra en buena forma, con la estructura dialéctica muy aceitada y la oportunidad de resumir en un puñado de conferencias toda su concepción del nuevo espíritu. Finalmente, este LC es contradictorio, comienza a abrir los ojos frente a realidades mas folklóricas, y en esos vaivenes desnuda sus estructuras de pensamiento.
Les seleccionamos unas pocas líneas de la interminable cantidad de fragmentos marcados con lápiz, que nos recuerdan mejor al personaje en 1930. Lectura Obligatoria.

“¿Si yo tuviese que enseñar arquitectura?...explicaría a mis alumnos que, en la Acrópolis de Atenas, hay cosas
emocionantes, de las cuales comprenderán más tarde la inmensa grandeza. Les prometería para más tarde, la explicación de la magnificencia del palacio Farnesio y la explicación del abismo espiritual abierto entre los ábsides de San Pedro y la fachada de la misma basílica, los unos y la otra aquí, y allá por Alberti. Y muchas cosas que son lo más puro, lo más verdadero de la arquitectura, pero que reclaman, para poder ser pureza, la especulación intelectual, la belleza plástica, la inmortalidad de la proporción, son las grandes y profundas alegrías de la arquitectura, perceptibles por todos.” “Mis ideas revolucionarias están en la historia, en toda época y en todos los países. (Las casas de Flandes, los pilotis de Siam o de los lacustres, la celda de un fraile cartujo en plena beatificación)”
“El maquinismo lo ha transformado todo…El aniquilamiento de las culturas regionales: aquello que se creía era lo más sagrado; la tradición, el patrimonio de los antepasados, el pensamiento del país natal, la expresión leal de esta primera célula administrativa, se ha
derrumbado todo…”
“Una noche, cansado, desanimado, pregunté: ‘Quiero ver árboles’. Fuimos a pasearnos
por la avenida Alvear, y por el bosque de Palermo que la orillea. Fue una maravilla; todo lo que estoy soñando sobre urbanismo desde hace tanto tiempo, se encontraba allí realizado: la gran avenida surcada de coches y los paseos del Bosque ramificándose. Palmeras, eucaliptos, gomeros, sauces, etc., grandes céspedes y gentío a su placer. Dije a mi amigo: ¿Ve usted?, aquí está la ciudad de los negocios del ‘Plan Voisin de París’, se está debajo de los árboles. Ningún ruido, el aire es puro, el hombre no se siente acosado. ¿Los rascacielos? ¡Pueden percibirse de distancia en distancia a través del follaje!...”
“La arquitectura está dirigida por el ángulo derecho. El peligro de la arquitectura está en el abandono de ese terreno sólido y magnífico, para sufrir la derrota del ángulo agudo u obtuso: todo se convierte en fealdad,
sujeción y prodigalidad”
“Los momentos de lo sencillo son el desenlace de las crisis agudas y críticas de la complicación…..El gran arte está hecho con medios sencillos…la historia nos muestra la tendencia de espíritu hacia
lo sencillo. Lo sencillo es el efecto del criterio, de la elección; es el signo del dominio…Despojándose de los complejos, se inventaran los medios que manifestarán el estado de conciencia. Un sistema espiritual se manifestará por el juego evidente de las formas…De esta manera, lo sencillo no es lo pobre, sino que lo que lo sencillo es una elección, una discriminación, una cristalización, que tiene por objeto la pureza misma. Lo sencillo es una concentración…”


Imágenes de los croquis de LC correspondientes a sus ideas para BsAs, analogías funcionales y orgánicas y la ciudad de los negocios en el centro de París.
Precisiones, Respecto a un estado actual de la arquitectura y el urbanismo, Le Corbusier
Reimpresión 1999, Ediciones Apostrófe, Barcelona
Précisions sur un état présent de l’architecture et de l’urbanisme, París, 1930
Basado en las conferencias de 1929 en Buenos Aires y Rio de Janeiro

Editado por el arq. Martín Lisnovsky

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mas cariño con el viejo que no siluminó el camino!!!! Me sumo a la recomendación, es un libro fantástico y relaciona la calle Florida con el deck de un Barco. Saludos

Anónimo dijo...

Al principio me dió la idea que era un libro de Capote escrito por su cuñado. DIvertido el cambio de clima.
Saludos y felicitaciones por el blog......y siempre con mucho humor del bueno!!!

Anónimo dijo...

El academicismo dice No! a las torres en París...y tenía razón. ¿Para que la ansiedad inmobiliaria de destruir una ciudad tradicional? Inventen una 50km y listo. Estas ideas son las que envejecieron rápido, como la negación al folklore cultural que el mismo ya tomaba en los cuadros y empezaba a incorporarlo a la arquitectura. Saludos

IlusionesVipa dijo...

Sabes me gustaría contarte que vivo en La Plata y justamente a cinco cuadras de la casa de LeCorbusier. No entiendo nada de arquitectura, solamente la experiencia que me han dado los años y tener arquitectos en mi familia. Pero esa casa ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Lo sabías?
Un cariño

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