sábado, 14 de abril de 2007

En las cuatro fuentes






Si usted es estudiante de arquitectura, arquitecto o simplemente posee un corazón, no puede menos que emocionarse ante esta obra de valores permanentes. Dinamismo, sensibilidad, integridad y flexibilidad en un mar ordenado de curvas y contracurvas. San Carlo alle Quattro Fontane (1665-1667), en Roma, de Francesco Borromini, es una de esos ejemplos que merecen el respeto a nuestra profesión.

Fotografías de la arq. María de la Paz Molinari
Escrito y Editado por el arq. Martín Lisnovsky

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelentes imágenes. Sería bueno las acompañaran una breve reseña o una anécdota.

Anónimo dijo...

Cuando se esta de vacaciones una se levanta temprano, mucho mas cuando te espera la ciudad de Roma...asi que previo capuccino y croisant, se emprende la visita por la citta eterna.
La llegada a las Cuatro Fontane es sencilla, se encuentra facilmente. Lo mas complejo es recortar fotograficamente esa esquina puesto que las veredas son muy angostas y el transito sumamente veloz!
Pero para asombro de quien les habla las iglesias abren a las 10.00 de la mañana en esta parte de Italia, asi que mientras nuestro parroco nos facilita la entrada, podemos armar un video o bien sacar las fotos de rigor.
Una vez dentro tengo la fortuna de que la iglesia esta vacia, y me puedo mover con bastante libertad, el espacio es maravilloso, pequeño, purisimo, la planta eliptica nos sugiere el recorrido...la atravesamos pegandonos a los muros,formando parte del movimiento proyectado.
Cuando terminamos el recorrido nos ubicamos en el centro, para poder admirar la cupula, que nos explica en forma clara que es un unico espacio el que nos cobija, que no hay divisiones, y que la arquitectura verdadera trasciende los tiempos!!!!

Anónimo dijo...

gracias por el relato

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