Andrés Cascioli, director de la Revista Humor, Inmortal. Un pequeño Adiós

Andrés: Recuerdo claramente como empezó todo. Un sábado a la tarde en casa de mi bobe, mi papá trajo una revista Humor que le habían recomendado. Estaban los personajes principales del gobierno de facto disfrazados de superhéroes; fue en Noviembre de 1980 y por entonces tenía 10 años. La última Humor me acompañó en un largo viaje, cuando ya era arquitecto y no faltaba mucho para casarme. En el medio, pasó bastante más que mi adolescencia. Crecimos y nos educamos con la revista Humor. Ustedes y el equipo que lideraba el gran Tato Bores eran mis profesores de Instrucción Cívica. Yo era un fanático de tus publicaciones: Humor registrado, Sex-Humor, Super Humor, Humor & Juegos, la Fierro, el Péndulo, el Cacerolazo, hasta empujaste la Rolling Stone argentina. Allí conocí al supremo Fontanarrosa, a Carlitos Abrevaya, A. Grondona White, Walter Clos, Tabaré, Gloria Guerrero, Tomas Sanz, Ceo, Dolina, Nine, Rep, Maitena, Limura, Langer, Peni, Palomares, Rudy y Paz. Allí leí por primera vez a Boggie, a Las Puertitas del Señor Lopez de Altuna, la Clínica del Dr. Cureta, la Vida Interior, al cacique Paja Brava. Allí me enteré que un grupo llamado los Redonditos de Ricota habían sacado un casete, Gulp, que conseguí al otro día. Y otro que valía la pena escuchar: “Divididos por la Felicidad” de Sumo. Como en ningún otro lado, uno podía encontrarse con 10 miradas críticas con opinión de largo no mayor que una carilla, opiniones de gente valiosa y que pensaban entre sí de manera muy diferente. Las crisis golpeaban y la revista se acomodaba como podía, y siempre terminaba en mi mesita de luz. Luego de dos mudanzas y con mi colección bastante disminuida, fue una gran sorpresa la edición del compilado “La revista Humor y la Dictadura”. Nunca pensé que recordaba todo de forma tan clara, casi de memoria. Y dónde y con quién estaba en ese momento. ¡Cómo admiraba las Tapas! La del ministro Rapanelli disfrazado del Guazón riéndose desde el centro de un dólar, la de Martínez de Hoz comiéndose el Wehbe frito, la del Iceberg con Massera, la de la Loca historia del Proceso parodiando a Mel Brooks. ¿Cuántas veces habré leído el número especial por los 10 años? Demasiados recuerdos y demasiados buenos. Fue un gran dolor enterarme de tu fallecimiento hoy, y te lo quería decir de alguna manera. No pasaste en vano por la vida, fue mucho, con mucho coraje, valentía y calidad lo que sembraste, y tuvimos la suerte de recoger las semillas. Lamento no habernos encontrado nunca café de por medio. Fuiste un grande y espero que tengas el reconocimiento que con justicia te mereces. Andrés Cascioli, desde hoy, Inmortal.
Editado por el arq. Martín Lisnovsky