jueves, 7 de febrero de 2008

El libro de Curtis: Un Festival Arquitectónico donde todos están Invitados




Uno dispone de varios textos para comenzar a afianzar sus conocimientos de la historia de la arquitectura contemporánea. La apología moderna de Giedion, la cirugía crítica de Frampton, la gráfica urbana de Benévolo, la presentación cómoda de Fusco, el carácter fuerte de Tafuri y el orden metódico de Montaner, entre otros. El libro de Curtis se ha ganado un lugar de honor dentro de este Panteón Bibliográfico a fuerza de coherencia, el amigable relato y un concepto tan simple como contundente: cada obra maestra es el resultado de una enorme cantidad de ideas y de una lograda síntesis entre todas ellas. Creo es el principal valor del texto.

Como toda publicación que se refiera a la arquitectura del siglo XX y aunque su título lo desmiente, comenzamos con algunos capítulos destinados a posicionarnos en ese mundo abrumador que fue el cambio de siglo anterior. Allí las diferentes búsquedas de los personajes y sus obras nos anticipa una gran diferencia respecto a los libros antes mencionados: un esfuerzo por mencionar la mayor cantidad de expresiones destacadas que nos podrían enseñar su referencia al pasado, el aporte personal y regional y sus consecuencias al futuro. Es el abanico de proyectos y geografías más amplio de toda la bibliografía contemporánea.
Curtis se dispone a recorrer todos los ‘caminos paralelos’ al corazón europeo o al trabajo de los maestros, señalando como sus primeros pasos encontraron un inusitado eco en diferentes lugares y se fueron adaptando al contexto, al clima y a la sociedad para la cual estaban destinados los proyectos; pero también de qué manera todos ellos se alimentaron.
El eje de desarrollo es el formal, esto también ha sido puntualizado por las críticas desde la primera edición en 1982. Ahora si miramos abiertamente la propuesta, Curtis nos ofrece, ante un proyecto, un abanico de referencias diversas tomadas de los rincones de la historia y luego reconstruye el proyecto hasta dar con cada una de ellas. Es parte de una mirada ecléctica al pasado, pero sólo para preparar el tablero. El acento se dirige más hacia la postura personal y la transformación dentro de un sistema coherente que a la relación en si misma.

Referencia obligada, la amplitud en la mirada y el énfasis en analizar cada hito arquitectónico transmite la tranquilidad, el interés y la ansiedad propia de la mejor virtud que se le puede señalar a un acto pedagógico, la pasión por la arquitectura y por su historia. Imperdible.

Nota: Desconozco las primeras ediciones del libro e inclusive su original en inglés. Mi referencia es sobre la lectura de esta edición, un texto que creo ha alcanzado el valor de un clásico de la historiografía moderna.

“ …En la década del 30, la arquitectura moderna se encontró a veces en vías de colisión con las fuerzas de la reacción política, pero en todos los casos sufrió transformaciones y revisiones propias que requirieron una mayor sensibilidad respecto a la continuidad de las culturas locales y a las exigencias de la tradición. Una de las ironías de este período es que, precisamente en el momento que catalogadores y conservadores de museos estaban tratando de establecer los términos de un “Estilo Internacional”, los impulsores de la arquitectura moderna ya se estaban pasando a otras cosas.”
“…Si el movimiento moderno se estaba adentrando en nuevos territorios geográficos y filosóficos, los fundadores seguían teniendo el problema de qué hacer a continuación. La obra de Wright, Le Corbusier y Mies van der Rohe en este período revela varios grados y niveles de innovación y retrospección. Desde luego, Wright nunca había abandonado la ‘naturaleza’ como cimiento de sus convicciones, pero en la década del 1930 hizo varias creaciones radicales que afectaban la idea de los orígenes. Le Corbusier cambió de dirección, abordando la dialéctica entre una inmaculada tecnología maquinista de acero y vidrio, y una especie de primitivismo rural alimentado por la tradición vernácula y el Surrealismo. Tanto Aalto como Asplund lograron hacer una síntesis de las corrientes internacional, clásica y regional en edificios que estaban repletos de contenido mitológico. Incluso a Mies van der Rohe –que permaneció en Alemania hasta 1937- podía encontrársele apelando a una idea elevada de la ‘naturaleza’: esto tenía que ver menos con un programa de largo alcance para la transformación social que con la intensificación de la experiencia individual. El sentido del mundo natural debía realzarse mediante el orden ‘espiritual’ de la arquitectura, y mediante sutiles resonancias entre el vidrio, la piedra, el agua y el acero…”
William J. R. Curtis. La Arquitectura Moderna desde 1900
Tercera edición, traducción de Jorge Sainz. Londres, 2006, Phaidon

Las imágenes fueron tomadas de la web y tienen derechos
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Editado por el arq. Martín Lisnovsky

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Recomiendo y mucho este libro. Mi tía me lo trajo de España el año pasado; nunca nadie me lo recomendó en la facu, y te da un panorama general de la arquitectura como ningún otro. Muchainfo y muy relacionadas todas las expresiones regionales con las ideas europeas. Maravilloso y de ágil lectura.

Anónimo dijo...

EXCELEENNNTEEEE ELECCION!!!

Anónimo dijo...

Es el único libro de historia que abarca todo el siglo XX, el que más y mejor relata las obras de los arq. importantes, sean maestros o no y lo mas divertido encuentra unas relaciones entre las distintas expresiones que aclara bastante el panorama. IMPERDIBLE

Anónimo dijo...

No habla mucho del contexto político, pero sí nombra obras que Benévolo, Frampton y Montaner saltean. Es sumamente fácil de leer, pero le falta fuerza en el siglo XIX. Y muy buenas fotos!!! Lean este primero, me lo van a agradecer!

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