El mundo camina gracias a los que construyen. Sueños, ideas, relaciones, obras. Los que construyen. Algunos logran en su quehacer, además, el reflejo del equilibrio entre los vientos huracanados de las vanguardias -que todo lo lleva, y lo trae- y la tradición folclórica de una región. Otros, encendidos por algún fuego, iluminan ese equilibrio alcanzando caminos de enseñanzas para nuevas generaciones encerradas en oscuros laberintos, donde el respeto hacia la identidad de un pueblo no implica desestimar y darle la espalda al futuro.
La disposición de los ladrillos de Salmona pertenece a la raíz de la cultura colombiana. Como observaba Giedion entre Finlandia y Alvar Aalto, Colombia acompaña a Salmona en cada Edificio. El llevó a Colombia nuevas ideas del viejo mundo y mostró al viejo mundo una Colombia con nuevas ideas, erguida y respetuosa de su propia humanidad. Rogelio Salmona fue un hito para nuestra profesión.
Los que transforman logros personales en los más altos valores culturales de un pueblo merecen la inmortalidad. Rogelio Salmona se la ha ganado.
La imagen fue tomada de Flickr; ver autor en el archivo.
Editado por el arq. Martín Lisnovsky
5 comentarios:
Me emocionó. Es un texto justo. Salmona se ganó la inmortalidad
El bien mas tangible de la arquitectura es su perdurabilidad. Salona falleció, pero los valores expresados en su obra continuarán hasta la vida del último de sus ladrillos.
Un aplauso a quien no quiere copiar el ultimo numero de la ultima revista europea ni se cree que vive en Inglaterra
un lindo adiós
La ultima frase vale para todas las culturas. De acuerdo en el tono y las palabras utulizados para el maestro. Gracias
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