martes, 14 de agosto de 2007

Frei Otto en el camino de una nueva Modernidad







Desde que la tecnología desarrollada para ciencias aeroespaciales y la industria cinematográfica educara a la geometría dentro de los parámetros de la física, los arquitectos se han sentido con una gran libertad de expresión, inclusive más allá de lo que es posible construir. Caminos sin compromiso, en algunos casos, siquiera con las invariables del tablero. Antes aún de esta tormenta digital, Frei Otto comenzó una búsqueda pormenorizada en el comportamiento de la naturaleza que le posibilitó luego poder desarrollar originales estructuras, madres y abuelas de las que hoy observamos. Que mejor ocasión que adjuntar parte de un texto sobre la revisión de la modernidad, analizada en la década del ochenta en Europa en ocasión de una exposición dedicada al tema, en los párrafos dedicados a Otto y su trabajo.

"Wachsmann comparó el elemento imaginado de su último ensayo de sistema con una clavícula, mientras que Frei Otto se refiere con profundidad científica al modelo de la naturaleza. No lo hizo, como Finsterlin antes de él, de un modo asociativo, sino que ha examinado las construcciones de la naturaleza: el hilo de una telaraña, la cáscara de una diatomea o la tensión en una burbuja de agua; también ha estudiado la firmeza de las membranas de estructuras óseas, y de eso desarrolló todo un programa de investigación. Cuando Otto construyó en 1967 su tienda de Montreal, se reiniciaba la idea de tomar como modelo la construcción de tienda tradicional y de avanzar en ámbitos de aquellas construcciones que hasta entonces no habían sido tomadas en serio. Cuando colocó las membranas sintéticas sobre el esqueleto de madera, del pabellón de usos múltiples en Mannheim, había descubierto, como ejemplo, las construcciones de tablas de madera de la arquitectura del jardín del barroco, lo que es otro hecho marginal efímero.
Otto, que admira a Gropius y se considera perteneciente a la tradición del Bauhaus, muy alejado de lo “Moderno Blanco” que anhela lo absoluto, no valorizaba como norma a la geometría de las formas primarias, sino que había descubierto paradigmas muy diferentes del construir –también un acto de “autofundamentación”-. De este modo aparece la investigación de las estructuras de la naturaleza como búsqueda de normas y tentativas de legitimación. La confirmación del propio proceder no se encuentra en los estilos arquitectónico de la historia, sino en la economía multiforme de las construcciones naturales, de los seres vivientes….El postulado de una autofundamentación de lo Moderno “que debe crear la normatividad de sí mismo” (J.Habermas), conduce fuera del paradigma estilístico de la historia de la construcción, hacia el paradigma de la nauraleza o hacia los ámbitos de una arquitectura de corta vida, no tomada en cuenta por la historia de los estilos. Es decir, lo Moderno no queda aislado en sí mismo, sique buscando, como antes, la referencia legitimizante, pero no históricamente cargada. La multiplicidad de estas instancias de referencia corresponde al pluralismo de los ensayos de autofundamentación. Con la referencia a lo mimético de la naturaleza se hace olvidar radicalmente la historicidad. Con el reconocimiento de un construir que antes había quedado como un quehacer marginado, y el que desde un principio no había reclamado el derecho de una validez especial, se logra el rompimiento de la representación arquitectónica en forma casi inmediata…las burbujas grises del pabellón de Mannheim no tienen igual en su tipología…Su “lenguaje” no encuentra punto de apoyo en un lenguaje de las convenciones representativas: no transmite ninguna exigencia de dignidad, ningún gesto de poder o importancia…
¿Es el pabellón de Mannheim todavía arquitectura?...Si hay alguna construcción del presente que prescinde de todo indicio teóricamente buscado de un modelo, de algo valedero y probado, es ésta. Pues, ¿no tendríamos que buscar más bien aquí la radicalidad de lo Moderno en su consecuencia de autofundamentación, y no en las “formas puras bajo la luz” de Le Corbusier, cuya filiación histórica Emil Kaufmann ha derivado de la arquitectura de la Revolución Francesa alrededor de 1800,a pesar de toda la exigencia de la innovación?...¿No es que una tal Modernidad permanece como un caso único, un ejemplo de ensayo más extremo de independencia?
En una época que fija como norma la consideración con el mundo circundante construido, y que orienta también la edificación nueva por la previamente existente, el ejemplo de un demostrativo todo o nada, de lo radicalmente independiente y lo completamente distinto y la afirmación de una Modernidad autónoma, es una provocación que es necesaria como una visible corrección. El futuro recién ha comenzado.”

Visión de la Modernidad, Heinrich Klotz, director del Museo de Arquitectura de Frankfurt para el catálogo de la exposición que lleva ese mismo nombre. Publicado en la revista summarios 107, “Modernidad y Tecnología 1”, de noviembre de 1986. Colección summarios: Editora Lala Méndez Mosquera, Directora Marina Waisman.

Imágenes del Estadio Olímpico de Munich 1968-1972 y del Salón Múltiple de Mannheim en 1975, tomadas de la Web. Podrían tener derechos
Editado por el arq. Martín Lisnovsky

1 comentario:

Anónimo dijo...

Maestro! Ni las de Piano son tan elegantes como ésta. ¿Donde se podrán conseguir buenas fotos del pabellón de Mannheim? Gracias, y muy bueno el blog

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